miércoles, 24 de septiembre de 2008

Trayectoria

La cámara fue para Boggiani un auxiliar científico de extrema utilidad, pero la manejaba con toda la sensibilidad de su formación artística.

Se obsesiona por el tatuaje o pintura corporal y también por otros temas donde la precisión fotográfica es fundamental.

Toma más de 500 fotografías que él mismo revela en medio de la selva.

En 1901 , Boggiani regresa a Italia y en agosto de ese año parte hacía Puerto Casado para iniciar su última expedición en el Gran Chaco.

Con la minuciosidad del investigador, llevaba un cuaderno con anotaciones sobre cada una de las placas y de sus experiencias.

Entró en contacto con la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados, al Leopoldo Miarte, le entregó parte de estos negativos.

El explorador había registrado con su cámara las tribus angaites, leguas, sanapanás, caduveos, tobas, payaguás, bororo y chamacocos. No olvidemos que para estos pueblos primitivos las fotos representaban un verdadero peligro, pues en ese acto se "robaba" el alma o la voluntad del sujeto, que a partir de ese momento quedaba en posesión del fotógrafo.

Estas tribus, con las cuales convivía directamente, empezaron a pensar que los males y enfermedades que padecían se debían a la actividad del nuevo “brujo” y a su extraño elemento demoníaco, con el cual solía robarles su alma.

En octubre de 1902 escribe por última vez a su hermano Oliveiro, donde le comunica el detalle de la expedición.

Fue toda una tragedia que tronchó la vida del científico Guido Boggiani, asombra comprobar cuantas iniciativas llevó a cabo durante sus 40 años de vida en campos tan diversos, como la pintura, la etnografía, la antropología, la literatura y la fotografía, esta última volcada con talento a documentar sus investigaciones científicas en Paraguay, Brasil y Argentina.

El destino quiso que fuera, precisamente esta actividad fotográfica, la que lo llevara a su trágica muerte.

Se lo vio por última vez el 24 de octubre de 1901, junto a su peón Félix Gavilán, cuando salió desde Asunción hacia el Gran Chaco.

Al no tenerse noticias de él, la colectividad italiana de Asunción organizó una expedición guiada por el explorador español José Fernández Cancio, halló los restos del científico el 20 de octubre de 1904 su cadáver y el de su peón, con el cráneo destruido, los indios habían separado la cabeza para impedir de esta manera que siguiera haciendo más "daño" y la cámara fotográfica fue hallada enterrada, presumiendo que hicieron lo mismo con muchos negativos.

Actualmente los restos de Boggiani están depositados en una tumba en el Cementerio Italiano de Asunción.

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